A todos los padres responsables les gusta tratar de inculcar hábitos saludables en sus pequeños. Que sepan alimentarse bien, que les gusten las verduras y las frutas, y que no demanden siempre chuches y dulces. Que se laven los dientes después de comer y que nada más entrar en casa se laven las manos. Que sean limpios. Que sean estudiosos y que hagan los deberes con ganas de aprender y no con imposición. Y, por supuesto, que tengan el hábito de la lectura.
¿Te suena todo esto? Seguro que vosotros, como buenos padres que sois, tratáis de que vuestro hijo sea todo esto. Además de buena persona. No podemos ayudarte a criar a tu pequeño o pequeña con buenos valores, pero sí podemos darte algunas pautas para que fomentes en ellos el hábito de la lectura.
Y es que a aprender a leer se aprende desde pequeño y no nos referimos solo a saber leer textos, si no a ese gusto por la lectura que algunos mayores tenemos y otros no. ¿Por qué unos sí y otros no? La clave está, en muchas ocasiones, en la infancia.
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Trucos para inculcar el hábito de la lectura
Sé un ejemplo para ellos
No nos cansaremos de repetirlo y seguro que ya lo sabes. Los adultos somos el mejor ejemplo de los niños. Ellos actúan en la mayoría de las ocasiones por repetición y lo que ven que hacemos nosotros es parte de los hábitos que ellos mismos cogen. Si no nos ven comer verduras, asociarán a que ellos tampoco deben consumirlas. Si nos pasamos el día mirando el móvil, ellos pedirán la Tablet. Y lo mismo ocurre con la lectura. Si no ven en nosotros ese hábito de la lectura, ellos tampoco lo asimilarán como un refuerzo positivo y es muy difícil que desarrollen un comportamiento que no tienen en quien imitar.
Por tanto, ten esto claro y haz el “esfuerzo” de leer tú también. Puede ser que no te guste o simplemente que no encuentres tiempo para ello, aunque sea un hobby para ti. En el primer caso, ten en cuenta que también será muy positivo para tu persona, así que hoy puede ser el momento perfecto para que madre e hijo o padre e hijo cojáis juntos el hábito de la lectura. Y si el problema es que no encuentras tiempo para ello, propónselo a tu pequeño como un juego y aprovecha los ratos que él también lea para hacerlo tú también.
Ten en cuenta su edad y sus gustos
Seguro que incluso tú, que eres adulto, has encontrado libros que te resulta imposible terminar, por muy acostumbrado que estés a leer y por mucho que te guste. ¿Verdad? Pues a los niños les pasa lo mismo, incluso es algo más acuciado en ellos porque, aparte de no tener el hábito de la lectura, tampoco tienen esa paciencia de esperar a ver si más adelante el libro mejora. Ellos simplemente entienden sobre si se lo pasan bien o no mientras leen.
Por tanto, es muy importante que le elijas libros que les gusten. No solo te fijes en la clasificación por edades (algo fundamental) también en los gustos de tu pequeño. Por ejemplo, si le gustan los animales, un libro donde estos sean los protagonistas puede ser una buena opción. ¿O tal vez él es más de astronautas? ¿Quizás quiere ser policía? Para tener más claro qué tipo de libro le puede gustar, puedes atender a las series y dibujos que más ve o con los que más disfruta. Aventuras, animales, historias preadolescentes, música, profesiones… En la tele puedes encontrar la clave para elegir el mejor libro para tu pequeño.
También es un ejercicio excelente que acudas con él a una librería y junto elijáis el que más le llame la atención. Que no se fije solo en los colores. Es importante que lea el argumento para ver con cuál se le iluminan más los ojos.
Por último, no te olvides tampoco de la importancia de la extensión. Si no le gusta mucho leer, prueba con pequeños cuentos formados por historias de una o dos páginas. Poco a poco irá cogiendo soltura.
Vivimos en la era digital: no lo olvides
A veces relacionamos el hábito de la lectura en los más pequeños con los cuentos en papel y nos olvidamos que estamos en plena era digital. Si tu hijo prefiere leer en la Tablet o en el Kindle, no hay ningún problema. Lo importante es que lea. Si, por el hecho de ser un dispositivo electrónico le gusta más leer, ¡genial! Está leyendo y eso es lo importante. Eso sí, en ese caso, compra un dispositivo que no le dañe la vista. Por ejemplo, las tablets son más baratas y versátiles (pueden jugar también, ver dibujos…) pero son peores para la vista. Si lee mucho en formato digital, cómprale un eReader.
Premia su esfuerzo
Relaciona leer con algo positivo. No consiste en decir “si lees te compro chuches”, porque entonces creerá que es algo malo y que por eso le tienes que premiar. Pero refuérzale su buena conducta con premios a tiempo. Por ejemplo, si esta tarde ha leído mucho más rato de la cuenta, felicítale, pídele que te cuente qué ha leído y a continuación juega con él a algo que le guste o preparad juntos una cena deliciosa. De este modo, introducirá la lectura entre sus recuerdos felices y la verá como una gran aliada.
No impongas
Y, al hilo de esto que acabamos de decir, también encontramos la otra cara de la moneda. Hay niños a los que, de forma natural, les gusta leer, y otros a los que no. Esto es así y no debemos imponérselo bajo ningún concepto ni castigarles por ellos. Tu papel es tratar de fomentar el hábito de la lectura mediante refuerzos positivos, consiguiendo que el niño se sienta atraído por ella de manera natural. Bien eligiendo unas historias que le gusten, introduciéndolo en la vida cotidiana como un juego, haciéndolo en familia… Busca la forma que más se adapte a ti y a él, pero nunca le castigues porque no lea o le impongas que siga con un libro que no le gusta a pesar de sus rabietas. De este modo, sí, tal vez consiga que se termine este libro, quizás incluso le obligues a leer otro más, pero no estará haciendo algo desde el placer ni desde la elección, por lo tanto, no seguirá con este hábito de mayor casi con total seguridad.
Recuerda que lo que consigas hoy sentará las bases de lo que será en el futuro. Un niño que lee feliz será un adulto que leerá también feliz. Y tú, como su padre o madre, tendrás mucho que ver en esto. Ayúdale, acompáñale en el camino y sé su ejemplo, pero nunca, nunca, trates de imponerle nada o de intentar conseguir mediante castigos un hábito que debería ser todo un placer para tu pequeño y para el adulto que será mañana. No te olvides de este punto, ten paciencia y seguro que lo conseguirás.
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